Las empresas que dominan la gama alta del mercado audiovisual tecnológico dirigido exclusivamente a profesionales tienen algo importante de qué preocuparse. Y es que en los últimos años se ha creado un nuevo mercado. Se trata de un comprador diferente a los de antes. Un cliente que no tiene acceso a los grandes proyectos y presupuestos que hacen posible utilizar cámaras que cuestan por encima de los 100 mil dólares pero cuyas necesidades trascienden largamente a los aparatos que se pueden conseguir en las típicas tiendas de aparatos electrónicos. No es un grupo reducido - hablamos de un verdadero ejército de creadores de contenido: especialistas en bodas, periodistas, bloggers, estudiantes, cineastas independientes, músicos, documentalistas, videastas, aficionados, etc.
Este joven grupo de usuarios no son consumidores promedio. Tampoco son profesionales en las grandes ligas. Por eso han sido denominados Prosumers (o Prosumidores) y han aprovechado cada avance tecnológico que el mercado les ha brindado, explorando y ampliando las posibilidades audiovisuales paso a paso. En el camino han establecido una estrecha línea de comunicación con las empresas que desarrollan la tecnología y han logrado ser escuchados, creando así una verdadera explosión de desarrollo e innovación.
El fenómeno no solo incluye a empresas grandes como Canon y Nikon, que escucharon a los periodistas y decidieron incluir grabación de video en sus cámaras DSLR sino también a iniciativas nuevas que han crecido explosivamente al estilo de GoPro,responsable de revolucionar el mundo de los videos de deporte y acción.
Este nuevo consumidor tiene como sus máximos exponentes a Philip Bloom y Vincent Laforet, creadores de contenido de gran calidad y expertos compartiendo sus puntos de vista sobre nuevo equipo a través de sus blogs. Las grandes marcas hoy se aseguran de hacer pasar sus cámaras y accesorios por las manos de Bloom y Laforet meses antes de salir al mercado - y cruzan los dedos esperando que sus reviews sean positivos.
El prosumer de hoy tiene a su disposición cada vez más y más sofisticadas herramientas: cámaras de alta resoución, drones, software de edición, estabilizadores, trípodes, micrófonos, herramientas para time lapse, etc. Un mar de nuevos jugadores han entrado al mercado para satisfacer sus necesidades. Pero la corriente no se detiene ahí. Hoy vemos cientos de personas con iniciativas nuevas que ofrecen sus productos en Kickstarter antes de ser creados y que financian su desarrollo con el apoyo de sus futuros clientes.
Una visita a páginas como Vimeo evidencia que cada vez hay trabajo de mejor calidad circulando por ahí. La sofisticada parafernalia cinematográfica ya no es patrimonio exclusivo de Hollywood o de las grandes producciones. Todavía hay una clara diferencia en la calidad que se puede lograr entre una y otra tecnología pero ha llegado el momento de salir de nuestra zona de comfort y experimentar con estas nuevas herramientas. Luego de haber realizado varios proyectos con tecnología prosumer pienso que su menor tamaño y practicidad a veces imprime una frescura que resulta difícil de lograr con las herramientas más profesionales.
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